Siempre
sigo preguntándome a quien beneficia la inseguridad. Creo que ya escribí sobre
esto, pero la realidad me impele a continuar con el tema.
Desde que
los candidatos (a intendentes, a concejales, a gobernadores, a presidente...)
que más claman por seguridad para toda la gente decente que concurre
diariamente a su trabajo iniciaron su campaña, se viene agudizando el problema
de la inseguridad, si nos atenemos a lo que nos dicen los noticieros.
Vecinos
muertos para arrebatarles una mochila, un teléfono, una bicicleta, cosas por
las cuales realmente no vale la pena matar a nadie (si es que matar a alguien
valiera la pena) y por las que nadie pondría en juego su vida.
Todos
alguna vez pensamos que si viene un chorro armado, le entregamos lo que busca y que se
vaya, pero dejándonos lo más importante: la vida.
Las cosas
cambiaron y cambiaron mucho más profundamente desde que varios candidatos paladines
de la seguridad a rajatabla, se lanzaron al ruedo político.
Ellos
prometen seguridad (no se sabe cómo) y quizá, la gente se ilusione tras esa
promesa y los vote, pero antes y como condición necesaria, hay que hacerles ver
lo terrible que es la inseguridad, el robo al voleo, seguido de muerte, el
secuestro expreso, el secuestro virtual y todas esas modalidades a las cuales
los noticieros son muy afectos.
Y
...puta...cuando llego a este punto de mis pensamientos, siento que la pregunta
“¿a quien beneficia la inseguridad?”, se responde sola.
No es muy difícil
conseguir patotitas de lúmpenes, drogadictos (o no), con pretensiones de ser
llamados “sicarios” a quienes se les pague (monedas) para que salgan a cometer
robos seguidos de muertes.
Ellos no
salen en el noticiero, salen sus víctimas, pero ellos se jactan entre su grupo
de haber cometido ese crimen.
Los otros,
los que si salen en los programas de televisión condenando enérgicamente las
muertes y violencia, pagan pocos pesos y embolsan algunos votos.
Desde que
vi en la zona de Liniers el primer cartel propagandístico del candidato De
Narvaez (por poner uno cualquiera) comenzaron
los robos a futbolistas y artistas famosos que tienen mucha más repercusión que
los hechos cometidos contra vecinos anónimos y en estos días apareció un actorzuelo semi anónimo llevando
su santa indignación a todos los canales donde el escándalo es lei motiv de su programación.
Un caso que
me preocupa es el del periodista Gustavo “el gato” Sylvestre, quien inició hace
poco un programa exitoso en un canal porteño donde impera el debate, la
diversidad ideológica y –no siempre- la altura conceptual, quien fue atacado en
su domicilio y a quien le incendiaron una camioneta de su propiedad, en un
claro ataque a otra forma de entender la política y su presentación ante la sociedad;
la forma que nos indica que debemos exponer nuestras ideas y fundamentar el por
qué de ellas.
Hay quienes
no tienen fundamentos para apoyar sus ideas....también están los que no tienen
ideas y solo saben de ataques.
Hablando de
ataques, hace unos días asaltaron y golpearon a un colectivero de la zona sur y
las líneas de micros dependientes de la empresa en la cual trabaja el chofer
asaltado, pararon, llevando malestar a miles de personas, que a la hora de ir a
sus trabajos no contaban con el medio que habitualmente usan.
Anoche se
repitió lo mismo en la zona oeste, donde golpearon brutalmente al chofer que
acababa de dejar servicio.
¿Cuanto
podrán robarle a un trabajador del volante? ¿Cien pesos –diez dolares-?
Pero quien
ordena este tipo de robos violento (el chofer esta en coma), sabe que eso
moviliza a los delegados sindicales a parar las líneas de la empresa, en este
caso las líneas números 218, 284, 325, 378, 504, 622 y 628 donde se desplazan,
calculemos bajo, 100.000 pasajeros cada mañana y que en esa gente aumenta el
estado de incomodidad, que quizá –quizá- los lleve a votar por los que prometen
seguridad en caso de ser electos.
No les
importa el malestar general –lo buscan-, las pérdidas económicas, el día
perdido en el salario, la salud del pobre señor atacado, la angustia de su
familia. Solo les importa que con ese hecho posiblemente se embolsen algunos
votos mas.
Y
colateralmente, los delegados sindicales deberían saber que la única forma de
proteger a sus agremiados de ataques como éste es precisamente no reaccionar en
la forma que lo hicieron, demostrar que un ataque no paraliza 7 líneas de
micros, entonces, los que se benefician de la inseguridad, van a ordenar a sus “sicarios”
que busquen víctimas por otro lado.
Es lo mismo
que cuando en el colegio te molestaban por ser flaco o gordo. Si te enojabas,
perdías, si no dabas bola, al poco tiempo dejaban de hacerlo.
Mi
solidaridad con el chofer atacado, con todos los choferes atacados, con todas
las víctimas de estos ataques sin sentido.
Mi repudio
a quienes por un puñado de votos, propician estas actitudes.-
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